Consumo de líquidos en adultos mayores residentes del geriátrico “Villa Borges” de la ciudad de Rosario, en el mes de septiembre del año 2022 /
Guadalupe Arregui [y otra].
- Rosario (AG) : s.n., 2022. 19 de octubre de 2022.
- 51 p.
Autorizada por sus autoras.
Licenciado en nutrición. Universidad del Centro Educativo Latinoamericano. Facultad de Química.
No hay otra sustancia tan ampliamente involucrada en funciones vitales como el agua. Todas las acciones químicas del organismo tienen lugar en un medio acuoso; sirve como transportador de nutrientes y es vehículo para excretar productos de desecho; lubrica y proporciona soporte estructural a tejidos y articulaciones. Una de sus funciones más importantes está relacionada con la termorregulación, la evaporación del agua a través de la sudoración y transpiración constituye un mecanismo termorregulador muy eficiente, evitando variaciones de temperatura que podrían ser fatales. La vida sin agua sería imposible (Arbonés y col., 2003). En los ancianos el agua se convierte en una gran necesidad, de hecho, puede considerarse como un verdadero nutriente, incluso en muchos casos es necesario prescribir su consumo como si de un medicamento se tratase (Arbonés y col., 2003; ILSI, 2006). La European Food Safety Authority (sigla del inglés, EFSA) ha establecido como valores de referencia de ingesta total de agua en las personas mayores 2,5 y 2,0 l/día para hombres y mujeres, respectivamente (EFSA, 2010). En un artículo de revisión realizado en el año 2003, los autores determinaron que, del total de líquidos recomendados, al menos un litro (1000 ml) debería ser en forma de agua bebida (Arbonés y col., 2003). Existen algunas excepciones tales como algunas circunstancias ambientales caracterizadas por el aumento de la temperatura en la que la necesidad de líquidos se vería elevada, estableciendo una pauta de 300 ml por cada grado aumentado a partir de 37º C; si nos encontramos con problemas gastrointestinales tales como diarrea, vómitos, fiebre, entre otros, las necesidades se verán aumentadas en 600 ml; o por el contrario si existiera una contraindicación médica a la toma de líquidos, en cuyo caso se vería disminuida (ILSI, 2006).
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