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Biblioteca Thomas Wood. Estantería general | 343.13 W62 2015 (Browse shelf) | Ej.:1 | Available |
El libro se dirige a los aspectos específicos de la historia cristiana, la exploración de la teología peculiar destinada al esfuerzo cristiano premoderno para proporcionar a los jueces un consuelo moral. Se trata de una historia occidental profunda que comienza en la Antigüedad y que poco a poco llega a la Inglaterra del siglo XVIII. La teología y la jurisprudencia de la duda y de los castigos sanguinarios se desarrollan principalmente en la Europa continental. Comenzó su desarrollo en la tardía Antigüedad, sobre todo con la teología de San Agustín, tema que se trata en el capítulo 2. Y llega a su madurez en el siglo XII, sobre todo durante la campaña contra las ordalías.
Los procedimientos judiciales medievales de las ordalías tienen un desarrollo prominente en este libro. Los historiadores han reconocido, desde hace tiempo, que el juicio por jurados surgió por primera vez como una alternativa a las ordalías. Por extraño que pueda parecer, nuestra ley comenzó a tomar forma cuando la Iglesia se propuso abolir las pruebas dolorosas y aterradoras de la plancha caliente y el agua fría. Esto significa que la historia religiosa del juicio por jurados comienza con la historia religiosa de las ordalías, y los capítulos centrales del libro hacen centro en esta prueba. Así, el capítulo 3 adentrará al lector en el significado profundo de la ordalía medieval, mientras que en el capítulo 4 investigará la teología continental de juzgar que creció cuando la ordalía entró en declive, y en el capítulo 5 se dará una explicación de cómo surgió el juicio por jurados en Inglaterra. Por último, en los capítulos 6 y 7, se trazará el ascenso final de la ley y de la teología de la duda, como así también las cuestiones relativas a la utilización del juez de su "conocimiento personal" y la naturaleza de la confesión católica y sus alternativas calvinistas.
El excelente trabajo del Prof. Wiitman nos conduce, en su recorrido histórico, hacia uno de los aspectos centrales sobre los que se afianza un sistema de afirmación de la verdad de los hechos en el proceso penal, como lo es el estándar de prueba que debe alcanzar una imputación para poder ser tenida en cuenta.
Esta última cuestión, en los últimos años, ha generado un profuso debate entre aquellos que postulan modelos deónticos de afirmación de la verdad y que, como tales, culminan degenerando el fin garantizador de este último término; y otros que, desde una posición claramente epistémica, señalan la relevancia de sustentar el concepto de verdad por correspondencia y la creación de modelos de esa naturaleza y la validación de su afirmación.
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