Son una serie de cartas que fueron escritas para un grupo de vecinos de mi localidad; se las remitimos a la razón de una por semana, para que entre cada una de ellas pudieran meditar sobre el mensaje que les llevara. ¿Cuál era la intención? cuando leáis la última ya os habréis dado cuenta, y entonces pueden suceder dos cosas: que no os hayan interesado y entonces como consecuencia nada pasó; o que su lectura haya ganado todos vuestros sentidos y es entonces cuando estaré contento de haber llegado a vuestras manos.
Al recopilar estas cartas y las experiencias de la segunda parte y publicarlas en este librito, me guio un sólo fin: brindar la oportunidad a quienes lo lean de vivir las mismas sensaciones que en su oportunidad pasaron los destinatarios de las cartas y hacerles participes aunque sea como curiosos lectores de las hermosas experiencias narradas con simplicidad y sin pretensiones, pero con el corazón, en la segunda parte.
A fin de que las cartas puedan provocar las mismas reacciones que a sus primeros destinatarios, ruego al lector que acepte los siguientes consejos para leer este librito:
Lea una sola carta por día, si es posible a la noche y antes de acostarse, para que nada distraiga su pensamiento después de haberla leído, y pueda así meditar sin interferencias. No se deje tentar por la curiosidad y no lea más que una carta cada noche; si al llegar a la última le ha interesado cuanto en ellas se dice, entonces lea la segunda parte y convivirá momentos de íntima y profunda emoción que dejarán en su alma sensación de paz y esperanza.