Cada día es más alto el porcentaje de personas que están heridas o lastimadas en su ser interior, enfermos emocional y espiritualmente. Hay mucha gente con amarguras, resentimientos, depresiones, complejos, opresiones, ataduras, temores y angustias.
El deseo y la intención expresa de Dios para con el ser humano es restaurarlo a una plena salud espiritual y emocional.
Jesús vino precisamente a "predicar buenas nuevas a los abatidos, a vender a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos... a consolar a los enlutados, a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria..., manto de alegría en lugar de espíritu angustiado" (Isaías 61.1-3).
El propósito de Jesús al entrar a cada vida es obrar desde adentro, por su Espíritu y su palabra, hasta llevarla a una salud total. Sin embargo, muchos cristianos, por falta de luz, dejan trunca la obra del Señor en ellos y siguen por años con depresiones, heridas interiores, complejos, temores, decaimiento anímico, etc.
Causas de las enfermedades espirituales.
Destrucción de fortalezas.
Edificación de nuestro ser interior.
Poder de la verdad.
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