Item type | Location | Call number | Copy | Status | Date due |
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Biblioteca Thomas Wood. Estantería general | 339.45(7/8) M52 17a ed. (Browse shelf) | Ej.:1 | Available |
Todas estas razones, y otras muchas, tienen sentido. Aun así, hemos ido dándonos cuenta de que existe sobre todo una para aprender las lecciones básicas de la economía: nos pasamos la vida -desde la cuna hasta la sepultura y más allá- tropezándonos con las crudas verdades de la economía. Como votantes, hemos de tomar decisiones sobre cuestiones que no pueden comprenderse hasta que no se denominan los fundamentos de esta disciplina. Si no estudiamos Economía, no podemos estar plenamente informados sobre el comercio internacional, sobre los efectos económicos de Internet o sobre la disyuntiva entre la inflación y el desempleo.
Elegir la profesión a la que vamos a dedicarnos toda nuestra vida es la decisión económica más importante que tomamos. Nuestro futuro depende no sólo de nuestra propia capacidad, sino también de cómo influyan en nuestro salario algunas fuerzas económicas que no controlamos. Los conocimientos de economía pueden ayudarnos, además, a invertir los ingresos que hemos ahorrado. Su estudio no puede hacer, por supuesto, de nosotros un genio, pero sin ella los dados juegan en contra nuestra. No es necesario extenderse más sobre este punto. Confiamos en que la economía le resulte al lector no sólo útil, sino también fascinante por derecho propio. Numerosas generaciones de estudiantes han descubierto, a menudo para su sorpresa, lo apasionante que puede ser esta disciplina.
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