Filósofos y teólogos en cierto modo han monopolizado por siglos la preocupación en torno a los problemas éticos.
Durante las últimas décadas las investigaciones acerca de diferentes sociedades, sus hábitos y principios, han permitido relativizar los supuestos morales, labor obviamente facilitada por el mejor y más amplio conocimiento de comunidades del más diverso grado de desarrollo. A esto debe sumarse una más exacta apreciación de la cambiante tabla de valores de los diferentes extractos sociales.
Los hombres de ciencia, por su parte, habían prestado bien poca atención a estos problemas hasta que recientes y muy importantes acontecimientos han hecho recaer su atención sobre "la responsabilidad de los científicos", sea frente al nazismo, la bomba atómica, los proyectiles teledirigidos o, en otro plano, la sociedad en general y sus problemas.