Los escritos de los cuatro evangelistas han sido comparados con la manera en que cuatro especialistas ven un árbol desde sus distintos puntos de vista. El agricultor lo ve según el fruto. El carpintero, según la clase de madera que puede obtener. El químico, según las sustancias químicas aprovechables. El paisajista o pintor, desde el punto de vista del paisaje que puede trasladar al lienzo. Así cada evangelista ve a Jesús desde una perspectiva especial. Mateo lo ve como Rey-Mesías; Marcos, como Siervo; Lucas, como el Hijo del Hombre; y Juan, como el Hijo de Dios. Y en el escrito de cada uno abundan los pasajes que confirman tal apreciación.
Propósito. Este evangelio presenta a Jesús como Rey-Mesías. Es así como en el primer versículo habla de Jesucristo como "hijo de David, hijo de Abraham." El propósito fue convencer a sus connacionales judíos, así como él estaba plenamente convencido de que Jesús nazareno era el Rey anunciado en las profecías (Zc. 9:9; Mt. 21:5), el Mesías prometido en el A.T., el redentor de Israel y del mundo. Lo presenta no sólo como el Rey-Mesías, hijo de David, sino también con otras funciones que representan títulos honrosos como legislador, profeta y autor de obras prodigiosas y admirables.
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