Las ideas de este libro son fruto de varios años de diálogo con mis alumnos, y a ellos lo dedico. Han sido, y son, estudios de teología, clérigos y laicos que, habiendo sido invitados a ser participantes activos más que pasivos en el aprendizaje, descubrieron el gozo de pensar por sí mismos en relación con el pensamiento de los demás, y también hallaron que la verdad que energía del diálogo, cuando está encarnado en hombres y comunidades, tiene en sí una gran fuerza para la acción responsable. Con ellos, también, experimente lo que estoy escribiendo en estas páginas. Quiero que ellos sepan que me han ayudado a preparar este libro.