Autorizada por sus autoras.

Licenciado en nutrición.

Universidad del Centro Educativo Latinoamericano. Facultad de Química.

En Argentina, los productos ultraprocesados representan, aproximadamente, un
tercio de la alimentación de niños, niñas y adolescentes (NNyA), cubriendo más del 35%
de aporte de kilocalorías diarias, mientras que solo el 20% de lo recomendado es cubierto
por frutas y verduras (Ministerio de Salud de la Nación, 2020). Se estima que 1 de cada 5
muertes a nivel global son atribuibles a una alimentación inadecuada. Solo en 2017 en 195
países, y sin contar las ocasionadas por obesidad, se produjeron 11 millones de muertes
causadas por dietas inadecuadas, y entre las principales causas se encontraron el alto
consumo de sodio, grasas y azúcar, así como también el bajo consumo de frutas y de
granos enteros, lo cual ocasionó mayormente muertes por enfermedad cardiovascular
(ECV), cáncer y diabetes (Secretaría de Gobierno de Salud, 2019b).
Uno de los determinantes que explica el crecimiento del sobrepeso y la obesidad
es el cambio en los patrones alimentarios. Toda la población está lejos de las
recomendaciones de consumo de alimentos saludables según las Guías Alimentarias para
la Población Argentina (GAPA), y consume una elevada cantidad de productos
ultraprocesados, de baja calidad nutricional y altos en azúcar, grasa y sal. Sólo un tercio
de la población consume al menos una vez por día frutas y verduras, solo 4 de cada 10
individuos consume la cantidad y variedad de lácteos recomendados diariamente por las
GAPA, y la mitad de la población consume carnes al menos una vez por día.
La Ley Nº 27.642 de Promoción de la Alimentación Saludable (PAS), sancionada el
26 de octubre de 2021, forma parte de la legislación sanitaria, y del entramado normativo
que regula la seguridad alimentaria de todo el país. Tiene por objeto garantizar tres
derechos fundamentales: el derecho a la salud, a la alimentación adecuada y a la
información en las relaciones de consumo (Ministerio de Justicia y Derechos Humanos,
2021). Promueve cuestionar y problematizar qué y cómo se alimenta la población, teniendo
presente que la alimentación inadecuada es el principal factor de riesgo de muchas
enfermedades (Secretaría de Gobierno de Salud, 2019 b; Ministerio de Salud de la Nación,
2020).
El etiquetado de advertencia en el frente de los envases es una herramienta simple,
práctica y eficaz para informar al público sobre productos que pueden dañar la salud y
ayudar a orientar las decisiones de compra, ya que proporciona información clara y
accesible sobre el contenido nutricional de los productos en el punto de compra,
promoviendo elecciones más saludables (Organización Panamericana de la Salud, 2021).
La adolescencia es la fase de la vida que va de la niñez a la edad adulta, o sea
desde los 10 hasta los 19 años. Representa una etapa singular del desarrollo humano y un
momento importante para sentar las bases de la buena salud. Los adolescentes
experimentan un rápido crecimiento físico, cognoscitivo y psicosocial. Esto influye en cómo
se sienten, piensan, toman decisiones e interactúan con su entorno (Organización Mundial
de la Salud, 2019)
Generalmente, los adolescentes realizan varias comidas fuera de su casa, se
saltean con frecuencia el desayuno y la calidad nutricional de los alimentos que consumen
es baja y poco variada (Angeleri y col., 2007). Además, muchas comidas y/o colaciones
son consumidas sin supervisión alguna (en escuelas, casas de amigos, eventos sociales,
etc.). Como consecuencia, esta población presenta gran dificultad para cumplir con la
adecuación nutricional de algunos micronutrientes, como el calcio, hierro y algunas
vitaminas (Braguinsky y col., 2007).

En octubre de 2021 fue sancionada la Ley Nº 27.642 de Promoción de la
Alimentación Saludable, que tiene por objeto garantizar tres derechos fundamentales: el
derecho a la salud, a la alimentación adecuada y a la información en las relaciones de
consumo. Dicha ley es una herramienta para mejorar las elecciones alimentarias de la
población, ya que la alimentación inadecuada es el principal factor de riesgo de
enfermedades crónicas. En Argentina, los productos ultraprocesados representan,
aproximadamente, un tercio de la alimentación de niños, niñas y adolescentes. El
etiquetado frontal puede reducir los esfuerzos cognitivos y el tiempo para procesar la
información de las etiquetas y proveer una herramienta sencilla para la evaluación de la
composición nutricional de un alimento en cuanto a su contenido de nutrientes críticos, y
así facilitar la identificación de opciones más saludables.
La adolescencia es la fase de la vida que va de la niñez a la edad adulta, o sea
desde los 10 hasta los 19 años. Es un período crítico para el desarrollo de hábitos
alimentarios, donde las influencias sociales, culturales y educativas juegan un papel
fundamental.
El objetivo de esta investigación fue analizar las percepciones de adolescentes de
la ciudad de Rosario acerca del etiquetado frontal y la influencia en sus elecciones
alimentarias. Este estudio se llevó a cabo desde un enfoque cualitativo. Se realizaron
entrevistas semi-estructuradas a adolescentes de ambos géneros, de entre 12 y 17 años,
del centro de la ciudad de Rosario, durante el año 2024, quienes participaron de manera
voluntaria hasta alcanzar el punto de saturación. Los adolescentes entrevistados fueron
contactados a través de la técnica “bola de nieve”.
De acuerdo con los resultados obtenidos, se pudo observar que este grupo etario
tiene noción sobre el significado del etiquetado frontal pero sus decisiones alimentarias no
se ven influenciadas sustancialmente por la información que transmiten los sellos de
advertencia. Aunque poseen un conocimiento básico sobre el propósito de los sellos de
advertencia, en la mayoría de los casos esta información no parece ejercer un impacto
significativo en las decisiones alimentarias que toman, ni en las de sus familias.